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Photo: David Solís

Tendrán que evaluar 64.1% de las viviendas, si se quiere mitigar riesgos de derrumbes, pues se hicieron sin asesoría de un arquitecto

Seis de cada diez viviendas en el país se construyeron sin supervisión de algún arquitecto o ingeniero.

En su edificación sólo intervino la mano de un albañil, afirmó Jesús Valdez, ingeniero constructor de Miyamoto International y encargado del Plan de Respuesta ante el Sismo en la Ciudad de México.

El experto advirtió que si México quiere mitigar los riesgos ante los desastres naturales, como los sismos de septiembre pasado, tendrá que evaluar el estado de 64.1% de las viviendas del país, que se construyó con base en la improvisación.

Informó que el gobierno de Estados Unidos donó cien mil dólares a Miyamoto para que capacite a ingenieros mexicanos en técnicas de evaluación detallada de estructuras.

Podríamos comenzar a revisar aquellas que tengan tres niveles o más, construidas sin supervisión y con una antigüedad mayor a 32 años (antes del 85) en la Ciudad de México, donde existe el mayor número de población expuesta”, explicó.

64% EDIFICA SU CASA SIN SUPERVISIÓN PROFESIONAL

Si México quiere mitigar los riesgos ante los desastres naturales tendrá que evaluar el estado del 64.1% de las viviendas del país, que se construyeron con base en la improvisación, de acuerdo con Jesús Valdez, ingeniero constructor y encargado del Plan de Respuesta ante el Sismo en la Ciudad de México, de la empresa Miyamoto International.

Aunque México está entre los 15 países del mundo con mayor población expuesta a los desastres naturales (según la ONU), seis de cada diez viviendas en el país se construyeron sin la supervisión de un algún arquitecto o ingeniero.

Las zonas afectadas en México por los sismos comprenden más de 50% del territorio nacional. Mientras los mayores peligros sísmicos se ubican en 12 estados con 151 localidades con más de 15 mil habitantes y que en total suman 36 millones de personas, de acuerdo con la investigación de Nacionales Unidas: “Gestión de Riesgo de Desastres. Estudio de caso de cinco países: México”.

La autoproducción de vivienda en México alcanza 64.1%, según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal.

Todavía hace tres años sólo 2.3% de los ciudadanos contestó en la Encuesta Nacional de Vivienda 2014, del Inegi, que contrató a un arquitecto, a un ingeniero o una empresa constructora para edificar su casa, porque el 97% restante sólo pagó a un albañil o algún integrante de la casa se encargó de construir la propiedad.

AUTOCONSTRUCCIÓN

Históricamente, más de 60% de la población con ingresos menores a tres salarios mínimos está excluido de los Programas Institucionales de Suelo Urbanizado y de Vivienda. En la mayoría de los casos, al único medio al que pueden recurrir para la obtención de la vivienda es a la autoconstrucción, sin importar la escasez de servicios, equipamiento urbano y la obtención ilegal de terrenos. Sin embargo, este poblamiento representa más de 65% de las viviendas de todo el país. La vivienda de autoconstrucción o ‘informal’ se define básicamente como aquella construida por el mismo habitante, sin ningún factor político, legal y económico que lo respalde, según los estándares de México”, concluyó Javier Sánchez Corral, miembro honorario del Instituto Americano de Arquitectos, en su libro La vivienda “social” en México.

A pesar de que este tipo de vivienda “informal” carece de medidas de seguridad y el material de construcción cuesta de 10 a 55% más comprándolo al menudeo, como lo hacen las familias de bajos ingresos, que cuando se compra por millar o tonelada, a muchos mexicanos no les queda otra opción más que adquirirlo así e ir edificando poco a poco sus hogares y en diversas etapas.

La gran incógnita es qué edificaciones deberían ser evaluadas y reformadas luego de los sismos de septiembre, pero yo creo que podríamos comenzar a revisar aquellas que tengan tres niveles o más, construidas sin supervisión de arquitectos o ingenieros y con una antigüedad mayor a 32 años (antes del 85) en la Ciudad de México, donde existe el mayor número de población expuesta”, aseguró el ingeniero Valdez.

Mientras el país tiene una densidad poblacional de 50 habitantes por kilómetro cuadrado, la Ciudad de México presenta una densidad de 5 mil 799 habitantes por kilómetro cuadrado.

Sin embargo, como la emergencia luego del terremoto del 19-S todavía está vigente y existen veredictos contradictorios entre si se deben o no demoler cuatro mil construcciones en la Ciudad de México, por ahora, el objetivo inicial será dar un dictamen unificado.

El gobierno de Estados Unidos, mediante la oficina de Asistencia ante Desastres en el Extranjero de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), está apoyando a México tras el sismo del 19 de septiembre para realizar “las muy necesarias inspecciones de casas, escuelas y oficinas dañadas”, por lo que donó cien mil dólares a la empresa global de ingeniería Miyamoto International para que capacite a ingenieros mexicanos en técnicas de evaluación detallada de estructuras, de acuerdo con la información oficial de este organismo.

Este proyecto del USAID se echó a andar luego de las discrepancias que surgieron sobre la evaluación de los edificios dañados.

DUDAS Y CONTRADICCIONES

El problema que nos hemos encontrado y por el cual hemos comenzado este programa fue porque, cuando las estructuras tuvieron un reporte de daño, pero no colapsaron, existieron muchas dudas y contradicciones. Te encuentras a un ingeniero que te asegura que el edificio se tiene que demoler, porque presenta un riesgo para los habitantes del mismo y luego te encuentras a otro que te dice que sí es recuperable”, aseguró el ingeniero Valdez.

Como resultado de esta asistencia, las personas podrán saber con certeza si sus casas se pueden reparar o deben tomar la difícil decisión de buscar un nuevo hogar si se determina que son de alto riesgo.

Jesús Valdez es el encargado, por parte de Miyamoto International, de coordinar a las diversas instituciones que participan en este esfuerzo. “Estamos invitando al Colegio de Ingenieros Civiles, al Colegio de Arquitectos, al Colegio de Ingenieros Constructores; a universidades como la UNAM, UAM, Instituto Politécnico Nacional, al Tecnológico de la Construcción; por parte del gobierno, a la Secretaría de Desarrollo Urbano y de Vivienda, Seduvi y a Protección Civil”, dijo.

La única manera de poder disminuir los riesgos y las pérdidas en otro terremoto, como el que los científicos han alertado que podría ocurrir en la Brecha de Guerrero, será hacer una inspección profunda, con asistencia técnica y tecnológica a las viviendas más vulnerables.

Pero aun si no ocurriera el terremoto de la Brecha de Guerrero, de igual manera tendrían que disminuirse los riesgos en las viviendas, porque México es uno de los países más sísmicos del mundo. Tan sólo en el siglo XX se registraron 71 sismos con magnitud mayor o igual a 7.

Antes, cuando nos enfrentamos al terremoto del 85 no teníamos radiografías para monitorear los elementos estructurales de los edificios, no había ultrasonidos para ver cómo está por dentro la estructura o escáneres de alta precisión; no contábamos con modelación por computadora ni podíamos realizar simulaciones de eventos sísmicos u observar el grado de resistencia real que tiene un edificio ya construido, pero ahora sí, y debemos de utilizarlo”, concluyó Valdez.

LECCIONES

El 19-S también enseñó otra gran lección, y es que México está amenazado por terremotos de distintas ondas. El último sismo provocó movimientos tan rápidos y constantes que tiró  edificaciones menores de cinco pisos, como sucedió en septiembre pasado, o ser un movimiento de ondas prolongadas, como en 1985, cuando en su mayoría se cayeron construcciones que tenían entre 9 y 15 niveles.

Por más dinero que invirtamos en la reconstrucción, si no nos basamos en la técnica y en la tecnología para disminuir los riesgos en las viviendas, el resultado va a seguir siendo el mismo y continuaremos lamentando más muertes”, dijo Valdez.

En el informe de las Naciones Unidas se concluyó que los desastres no son naturales, sino que se derivan de una condición de riesgo.

SUGERENCIAS

Recomendaciones del Plan de Respuesta ante el Sismo de la CDMX para evaluar viviendas después del terremoto.

Verificar de forma detallada las estructuras que presentan daños.  Las revisiones rápidas no son suficientes para decretar la seguridad estructural de una edificación.

Evaluar aquellas estructuras con diseño previo a 1985, para saber su real resistencia ante esfuerzos sísmicos relevantes.

Actualizar estructuralmente los edificios para cumplir requerimientos sísmicos actual.

Crear la figura de “Ingeniero Independiente” certificado en las mejores prácticas de construcción y de ética probada. Tal como se hace en Europa.

Realizar estudios de estructuras con tecnología actual, ultrasonido, radiografía, medición de vibraciones ambientales, esclerometría, modelación avanzada por computadora.

Evitar las malas prácticas en la autoconstrucción, generalmente hechas por gente no técnica.

Realizar un plan de evaluación del riesgo sísmico en la ciudad, considerando la edad de las construcciones y las normas con las que fueron diseñados, para establecer planes de acción y reforzamiento de la ciudad.

Establecer sistemas de Certificación de Edificaciones tipo “sismorresistentes”, incluyendo estructuras antiguas reforzadas y actualizadas, o aquellas nuevas que hayan sido correctamente construidas y avaladas por ingeniería ética.

PROYECTA LA ONU DAÑOS POR BRECHA DE GUERRERO

Naciones Unidas proyectó un escenario catastrófico en caso de que ocurriera el gran sismo de la Brecha de Guerrero de magnitud 8.2. De acuerdo con la investigación “Gestión de Riesgo de Desastres. Estudio de caso de cinco países: México”, un movimiento en esa zona de la costa del Pacífico representaría más víctimas mortales que los pasados terremotos de septiembre, incluso que las reportadas de manera oficial en 1985, pues estimaron que entre la Ciudad de México y Acapulco de Juárez, las dos ciudades con más posibilidades de riesgo, podrían sumar hasta 11 mil 404 pérdidas humanas.

Mientras en el terremoto de 1985, el más catastrófico del siglo XX, se reportaron aproximadamente 6 mil 043 fallecidos, la proyección de la ONU calculó 8 mil 268 muertes tan sólo para la Ciudad de México y 3 mil 136 en Acapulco de Juárez.

En esta zona (Guerrero) no se han registrado temblores de gran magnitud en varias décadas, por lo que, de acuerdo con la tectónica de placas, algunos autores sugieren que la energía acumulada es suficiente para generar un temblor de magnitud 8.1 o 8.2, que es un temblor mayor que el ocurrido en 1985, con el agravante de que se encuentra más cerca del Distrito Federal. Con estos antecedentes se deduce que los daños estarían concentrados principalmente en la Ciudad de México y en el puerto de Acapulco, destino turístico del estado de Guerrero (…). El tamaño de las pérdidas económicas sería tan grande que el gobierno no tendría recursos suficientes para afrontarlo, y sería necesario contar con recursos provenientes del exterior”, concluyó la ONU en este reporte elaborado por  la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2006.

La longitud de la brecha es de 250 kilómetros y se encuentra a 300 kilómetros de la Ciudad de México, es decir, está casi 150 kilómetros más cerca que la zona del epicentro del terremoto de 1985 en Michoacán.

Si se comparara un sismo originado en la Brecha de Guerrero de 8.2 con el sucedido el 19-S de 7.1 con epicentro en Morelos, que cobró la vida de 369 personas, podría alcanzar una potencia 32 veces mayor (porque cada grado representa 32 veces más energía liberada) y sería hasta 15 veces más costoso.

El presidente Enrique Peña Nieto valuó los daños de los dos sismos de septiembre pasado en 38 mil millones de pesos (unos 2 mil millones de dólares), mientras Naciones Unidas estimó que las pérdidas económicas por un gran terremoto en Guerrero ascenderían a 30 mil millones de dólares.

México es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo, donde se origina el 6% de los movimientos telúricos de la Tierra. Desde principios de octubre, científicos comenzaron a evaluar si un gran terremoto en la Brecha de Guerrero es una amenaza real para los mexicanos.

El último terremoto que se registró en esta brecha, ubicada entre Acapulco y Zihuatanejo, fue en 1911, el cual no fue registrado con un sismógrafo porque no se tenía este instrumento en la región, sino con reportes históricos. “Tampoco hay una garantía absoluta de que el epicentro fuera ahí”, explicó en una conferencia de prensa Raúl Valenzuela, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

Por eso, el Instituto de Geofísica de la UNAM, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la Universidad de Kioto y las agencias japonesas de Cooperación Internacional y de Ciencia y Tecnología se unieron para estudiar los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero, a través de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible.

Para poder evaluar los peligros, este grupo de científicos instalará instrumentos de medición en el fondo del mar y en tierra para analizar la sismicidad de la región.

Además, usarán técnicas de GPS (Sistema de Posicionamiento Global) muy avanzadas y de alta precisión para medir el movimiento entre las placas de Cocos y Norteamericana.

Con ello sabremos si se acumula energía de deformación en la zona de la brecha, y de ser así, a su vez si hay la suficiente energía acumulada para producir un gran terremoto o no, quizá ese deslizamiento asísmico relaja todo el esfuerzo y ese sismo ocurrirá hasta dentro de mil años, aunque no lo sabemos”, concluyó Valenzuela.


CLAUDIA SOLERA

Artículo original: 6 de cada 10 casas son ‘improvisadas’; en CDMX, la mayor población en riesgo

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